jueves, 6 de mayo de 2021

Expulsión

    El sujeto Tres es un hombre pequeño y gris que prácticamente no abre la boca cuando viene a las sesiones de mi grupo de apoyo. Saluda, se sienta sin hacer ruido y escucha las historias de sus compañeros casi sin bostezar. Sonríe cuando hay que sonreír, es amable con las voces del sujeto Seis, se interesa educadamente por la situación en la que se encuentra la última conspiración contra el sujeto Doce, rechaza amablemente participar en las escapadas al baño de los adictos al sexo y no participa en el intercambio de pastillas que se suele realizar después de cada reunión. Simplemente saluda y se va hasta la semana siguiente.

Siempre me ha preocupado que alguien tan evidentemente simple pudiera convertirse en el blanco de los sujetos más complejos del grupo, pero durante el año largo que lleva viniendo a nuestras reuniones, ha circulado entre elementos verdaderamente peligrosos como un conejito caminando distraído entre una manada de leones que, de puro asombro, no saben cómo reaccionar y acaban dejándole pasar sin un rasguño. Supongo que lo tienen asumido como una parte del mobiliario, que está ahí, y punto.

Hoy, cuando iba a entrar en la sala para comenzar la sesión, he escuchado gritos, golpes de diversa intensidad y ruido de sillas arrastradas, así que no he podido menos que pensar: ya está, ya se lo han comido. Aterrorizado, he abierto la puerta de un empujón y he entrado en la sala como un huracán dispuesto a salvar al sujeto Tres. Sin embargo, me he encontrado justo lo contrario: a un lado de la sala, el sujeto Tres, en pie, con gesto de súplica y cara de susto y, al otro lado, parapetados tras un buen montón de sillas tiradas por el suelo a modo de barricada, el resto del grupo, con evidentes signos de alarma y empezando cada uno de ellos a revelar sus dolencias de manera notable: el que no se estaba comiendo las uñas, se arrancaba pelos uno a uno, o ponía los ojos en blanco, o temblaba riendo y llorando a la vez, o, por qué no reconocerlo, se escudaba tras su amigo imaginario.

-¡Sáquelo de aquí! -ha gritado el sujeto Nueve al verme- ¡Es peligroso!

Me he vuelto hacia el pobre sujeto Tres, que parecía aún más pequeño y más gris que nunca, y le he hecho un gesto para que se explicara.

-Sólo estábamos hablando -me ha dicho con su vocecilla pequeña y gris-. Comentábamos tonterías antes de empezar… Sólo he dicho que hoy iba a hablar para contarles que, tras muchos, muchos años, por fin me siento tranquilo y que creo que soy… -aquí ha balbuceado al notar cómo el resto del grupo elevaba el tono de sus gritos, ruidos y aspavientos- Creo que soy feliz.

-¿Lo ve? -ha gritado por encima del estruendo de sus compañeros el sujeto Nueve, totalmente aterrado- Los demás venimos aquí a tratarnos simples enfermedades mentales, ¡pero ese tío está completamente loco!

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