martes, 11 de mayo de 2021

Sofía de día, Laura de noche


En la oscuridad de la noche aparecía Laura sin previo aviso dejando tras de sí una melancolía que sumía a Sofía en lo más profundo. 

Había días que todo era oscuridad y Laura no desaparecía, eso mantenía a Sofía triste y sin ganas de hacer nada. Pero otros sin saber por qué, la luz más brillante jamás vista; quedaba dormida en la cabeza de Sofía.  

Desde hacía años la salud mental de Sofía se había deteriorado, cuando ella nació eran dos gemelas, Sofía y Laura; pero solo Sofía consiguió salir adelante. Durante el embarazo de su madre Laura no se había alimentado bien y parte de su alimento se lo había quedado Sofía. Tras días luchando en el hospital por salir adelante no lo consiguió y murió apenas dos semanas después de nacer. 

Sofía siempre había pensado que ella consumió el alimento de las dos, sintiéndose culpable de la muerte de su hermana. 

Siendo muy pequeña asumió una responsabilidad que no la pertenecía, sus padres siempre le hablaban de su hermana sintiendo que de esa manera nunca la olvidaría. Pero eso la hacía sentir que debía vivir por las dos. Los pensamientos de Laura la atormentaban y no la permitían vivir como Sofía.  

Tras mucho tiempo así, necesitaba dejar atrás esa parte de su vida. Una noche cuando Laura apareció y con ella la melancolía, Sofía salió a la calle. Necesitaba dejarla marchar de una vez por todas, corrió durante horas por un bosque cercano a su casa, hasta llegar al cementerio donde se quedó dormida acurrucada en una esquina. 

Por la mañana la encontró una persona que había ido a llevar unas flores. Sus padres ni siquiera sabían que se había ido de casa, ellos estaban acostumbrados a ver a Sofía triste, sin saber por qué. Al principio Sofía no recordaba qué hacía allí, pero pronto se acordó, había decidido dejar marchar por fin a Laura. Su hermana había muerto hacía mucho, pero ella estaba viva. La tocaba vivir. Así que mirando fijamente la lápida de Laura, sintió que esta la perdonaba por haberse quedado ella y entendía que no podía vivir por las dos.  

Siempre se había negado a hablar con alguien de lo que sentía, pero ahora tenía fuerzas para poder comenzar un tratamiento y empezar a ser una nueva Sofía. Laura descansaba, pero nunca sería olvidada. Sofía aprendería a vivir con su bipolaridad. 


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