Ella termina de grabar su vídeo, se despide de sus más de 6 mil seguidores sonriendo a la cámara y al apagarla; regresa aquella nefasta soledad de su habitación. Pensativa y angustiada, siente que la vida carece de sentido. Cuenta con lujos y comodidades que le ofrece su adinerada familia, pero existe en su interior un gran vacío por la falta de atención de parte de sus padres. Desde bebé, siempre estuvo bajo el cuidado de su nana. Lucia se tuvo que acostumbrar a una vida superficial y frívola, donde la ausencia de cariño le forjó un carácter fuerte, pero una debilidad interior que evitaba ante la sociedad ¿A quién se recurre en la soledad? —Se preguntaba insistentemente, sin hallar respuesta.
Un buen día, luego del desayuno, de regreso a la habitación, vio que su cuidadora estaba entretenida con un libro.
—¿Qué haces Anita?
—¡Leo, señorita Lucia!
—¿Y qué lees?
—Es una novela muy interesante; pero ya me ocupo nuevamente de mis deberes. Justo la estaba terminando.
—No Anita, tranquila; es que no te había visto leer.
—Bueno, señorita, esta es una de las muchas cosas que me apasiona; me proporciona tranquilidad y me da buenos momentos de alegría.
—¿Es cierto eso?, o lo dices por decirlo.
—No, señorita Lucia, puede experimentarlo usted misma, si lo desea. A mí me da mucha paz mental leer un buen libro. Cuando era niña, mis padres tuvieron que dejarme una temporada con mis abuelos en el campo; allá aprendí las tareas de la granja, y cuando descansábamos, mi abuelo me llevaba a caminar por los bosques y bajo los árboles, me sentaba junto a él, para leerme agradables historias de sus libros; yo dejaba volar mi imaginación y recreaba en mi mente los personajes y sus aventuras, como si yo fuera parte de ello. ¡Era muy emocionante! Siempre le estaré agradecida por haberme enseñado uno de los mayores tesoros de la vida: el poder de la creatividad inspirada por la lectura. —Con una conmovedora mirada, se dirige a la joven— Y es que señorita Lucia, el mundo a veces es un lugar oscuro y ruin; pero no por ello, debemos dejar que se inserten en nuestra mente, ideas negativas que nos enferman y socavan nuestra salud mental. ¡Nosotros somos capaces de hacer frente a aquellos momentos más difíciles, cuando nuestro pensamiento está en calma! El método que yo encontré para ello, es leer; leer algo que me emocione, que me apasione, que me haga sentir viva y con energía… ¡Por eso leo!
Tras quedarse pensativa, Lucia reacciona y se lanza hacia la mujer para darle un abrazo y en ese instante le dice: —Muchas gracias Anita, fue bueno hablar contigo; hace tiempo no lo hacíamos.
—Por nada señorita, ha sido con gusto. De hecho, vea —Extendiendo en sus manos el libro— Tome y léalo, quizás le pueda interesar.
Tras recibirlo, Lucia se va a su habitación y encuentra respuestas a sus dudas. Ese día cambió su vida.
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