Mi primer amor me dejaba ser libre, pero ahora está muerta. Mi actual amor quiere controlarlo todo; lo que hago, digo, mi espacio y tiempo. Pero jamás podrá controlar mis sueños y pensamientos. Son míos y de nadie más, me pertenecen y me pertenecerán aún después de muerta. Nadie pudo ni podrá alterar mi salud mental.
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