No, no están todos, pero sí los principales expertos en autoayuda y pensamiento positivo. Y puedo decirles que es una de las mejores medidas que hemos tomado. Les obligamos a escucharse las 24 horas del día. Y para asegurar que no reciben otros mensajes, salvo el contenido de sus escritos y conferencias, además de mantenerlos encerrados en celdas individuales e insonorizadas, se les coloca un chip en el cerebro con el contenido de sus libros y charlas.
Y ahora, si son tan amables y me acompañan al segundo nivel, visitaremos las celdas donde están los pacientes temporales. Son aquellos que no han escrito libros, pero publican artículos en revistas de crecimiento personal y otros medios. Aquí aplicamos las mismas técnicas, pero estos pacientes suelen abandonar el centro en dos o tres años, puesto que están menos dañados.
Y por último, el tercer nivel. Como verán, ya no son celdas sino amplias salas por las que pasan a diario miles de ciudadanos. Los visitantes se sientan en una de estas sillas dotadas de auriculares y escuchan la misma frase mil veces. Al día siguiente regresan. Para tener unos óptimos resultados de sanación, se precisan entre dos y tres semanas de terapia. Los usuarios son en su mayoría personas que reproducen textos de pensamiento positivo en las redes sociales. Según el grado de obsesión que padecen, se les designa determinado número de sesiones. Y a diferencia de los que están en el primer y segundo nivel, estos gozan de libertad para dormir en sus casas.
Y bien, les agradezco su visita al CDPP, que son las siglas de nuestro innovador Centro de Desintoxicación de Pensamiento Positivo. Ahora ya conocen por qué cada vez hay más personas que tienen una maravillosa salud mental y viven, sin culpa ni presiones, la felicidad y la infelicidad. Es decir, la vida.
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