Un día sonó el despertador y no tuve fuerzas para levantarme, estaba tan cansada…me sentía mal…así que ese día no me levanté. Me encuentro mal -le dije a mi madre- y me quedé en cama todo el día.
Al día siguiente tenía menos fuerzas aún para levantarme…no podía…me sentía como una mierda. Las miradas, las conversaciones, las sonrisas de los demás…todo era banal, todo efímero, nada importaba…yo no valía nada, nadie sentiría mi ausencia…un cubo de mierda, una chica encerrada en su concha, alguien sin nada que dar, sin nada que recibir…
Me sentía mal en mi piel, el espejo me devolvía una mirada vacía, ojos de estatua, agujeros de piedra. Me sentía estúpida, sólo tenía un deseo…dormir, dormir y dormir y disolverme en el sueño, convertirme en una estatua que no siente el frio, ni el dolor, que no siente los tibios rayos del sol, ni la húmeda lluvia, que mira sin ver, que no siente nada…
Pasaron los días, los meses y yo no me moví de la cama, no encendía la luz, no abría la ventana, no veía la tele, no llamaba a nadie, no leía, no hablaba…solo me hundía cada vez más en mi propio pozo de negra oscuridad…porque sí, la vida es una mierda y yo no valía nada.
Me llevaron al médico, y éste me dijo "¡pero qué te pasa bonica! ¡Si tú eres muy guapa!" y yo -si hubiera tenido fuerzas lo hubiera estrangulado- porque ¡qué me va a pasar! que la vida es una mierda, que yo soy una mierda, que lo único que siento es una negrura infinita, que no soy guapa, ni lista, ni nada…yo no quiero ser nada, quiero disolverme y morir.
Y es que cuando te sientes así, cuando tienes una depresión y el horizonte no arroja ni la más mínima luz, cuando te quieres morir…lo que necesitas es alguien que comprenda, alguien que acompañe, alguien que….
Porque tu salud mental es sólo tuya, -somos islas- pero a veces, es necesario formar archipiélagos y buscar la luz, esa pequeña rendija de luz que se derrama al abrir las puertas, al encontrar un amigo, al ser comprendida. Buscar pequeños instantes de felicidad y saber reconocerlos.
Te quiero decir que no estás solo, que en el barco llamado depresión no navegas solo…que busques, que encuentres, que ames y que vivas. Esa tu decisión, tu potestad… tu vida y tú decides cómo vivirla.
Quiero decirte que muchos no te entenderán y te darán palmaditas en la espalda…no llores, no estés triste…que tú tal o cual…no hagas caso de sus buenas intenciones que se clavan en tu estómago como una espada…busca a aquellos que saben lo que es hundirse en el manto de la oscuridad y salir de ella buscando rendijas de luz, tendiendo puentes…busca, porque la salida está allí- más cerca de lo que crees- busca tu archipiélago.
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