miércoles, 12 de mayo de 2021

Metas volantes

    Detuvo el movimiento vertical y repetitivo del cuchillo sobre la tabla de madera para blasfemar en voz alta.
A pesar de que vivimos en una casa donde las paredes de piedra tienen un grosor a prueba de aullidos de lobo. Sintió vergüenza ante la posibilidad de que los vecinos pudieran oírla.
Siempre le sucede igual. Los episodios aparecen tras recordar un error que ha cometido o que cree haber cometido. Tanto en el terreno laboral, personal o sentimental.
El último episodio viene por recordar la última entrevista de trabajo. Cumplía con creces los requisitos que pedía la empresa. Pero recibió la llamada de la ETT para comunicarle que la empresa había elegido a otro candidato. Agradeció la llamada. Pues la mayoría de las veces optan por el mensaje vía email o whatsapp para dar esa clase de noticias.
Repaso mentalmente la entrevista. Antes de está, conocía las condiciones laborales que ofrecía la empresa, y las aceptaba.
Puede que les incomodara la pregunta referente a la promoción interna, pensó en voz alta. Tal vez alguna de la preguntas técnicas. O todas, sentencio.
Cae en la cuenta de que tal vez contrataron a una persona sobrecualificada. En la misma situación laboral que ella: una montaña rusa de emociones por las ofertas de empleo o la ausencia de ellas, por la entrevistas, por los trabajos temporales, por el salto de una empresa a otra sin llegar a asociar debidamente la cara de los empleados, compañeros temporales, con la empresa del momento.
Decide que en la siguiente entrevista, por que habrá más, muchas más. Hasta encontrar la definitiva oferta de empleo con la ya olvidada palabra, indefinido. Nada de preguntas. Dejara encerradas las preguntas. Mantendrá la boca cerrada. Y contestara con movimientos de cabeza. Sabe que sera imposible. Por eso sonríe ante tal ocurrencia.
Ahora su rostro dibuja una sonrisa de incredulidad. Sigue sin dar crédito a como influye una situación sobre los demás ámbitos de la vida. A como priorizamos. Pensando que una vez qué logremos alcanzar la primera meta. Las demás caerán sin esfuerzo.
Pero la verdad. Es que las entrevistas laborales superan a las sentimentales. Y el estado anímico, por la situación laboral, aplaza cualquier plan.
Deja de ver el infinito a través de la ventana para posar los ojos en mi. Me sonríe. Reconozco esa sonrisa en cualquier rostro, es la de: iremos a correr para equilibrar la balanza entre cuerpo y mente.
Alegre ella. Alegre yo. Alegres por la idea. Alegres por esta juntos. Alegres por habernos encontrado. Continua cortando hortalizas.

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