Esta semana hemos vivido en el hospital, mis hermanos se han hecho daño todos juntos. Uno de ellos se ha hecho un esguince, el otro se ha roto el labio, y el menor se ha fracturado un dedo. Obviamente ninguno lo ha planeado así, pero ha sucedido. Como es natural, ninguno espero una semana a ver si dejaba de dolerle, no pensaron que pudiera curarse solo, sin tardar expresaron su dolor y todos creímos que lo mejor era que los viera un profesional, para que determinara qué tratamiento debían aplicarse.
Por desgracia para mis padres la semana no se ha acabado, y es que ahora la que necesita atención médica soy yo.
- Mamá, ¿Podemos hablar? - La pregunto mientras entro despacio en la cocina.
- Claro que sí-Me contestó, acomodándose en una silla.
- Mamá, necesito ir al médico-Susurro, como quien confiesa algo que no debería.
- ¿Qué te duele, cariño? ¿El estómago? ¿La cabeza? ¿Alguna articulación? - Empezó a preguntarme asustada.
- No, no es algo físico.
- Entonces, ¿Qué te duele?
- Me duele el corazón… - Contesto mientras las lágrimas me inundaban los ojos.
- ¿Es un pinchazo? ¿Es presión? ¿Se te duerme el brazo izquierdo?
- No, mi dolor de corazón es algo que llevo sufriendo hace mucho tiempo, pero no sabía que se podía tratar, no sabía cuándo, ni dónde. Me siento triste, cansada, me cuesta levantarme de la cama, no encuentro motivación en mi vida, me veo al espejo y no me gusta lo que se refleja en él. Todo eso hace que me duela el corazón.
- Pero cariño… a todos nos duele el corazón de esa forma. Noto que los ojos de mi madre se tornaban cristalinos.
- Mama, ya sé que los psicólogos no son baratos, que en la Seguridad Social no es lo mismo pedir un psicólogo que un pediatra, lo segundo es más rápido que lo primero. Pero es que siento que tengo algo roto dentro, que no es físico pero que duele más que cualquier fractura de un hueso. Me ha costado aceptarlo, pero necesito ayuda, porque igual que un dolor de muelas, esto no se cura solo.
- No sé qué decirte cariño. Todos hemos sentido eso alguna vez, pero hay que mirar el lado positivo.
- Que no, que si alguien se rompe una pierna no le dices que mire el lado positivo, que mis ojos no ven la luz en ningún rincón de mi vida. No es tan sencillo, porque si lo fuera no estaría hablando de esto contigo.
- No le negué la atención médica a tus hermanos, no puedo negártelo a ti, mi vida.
Todo había salido mucho mejor de lo que yo pensaba, y ahora solo me arrepiento de haber sufrido en silencio. Solo espero que nadie tenga que esperar meses como yo, ni toda una vida como mi madre. Nunca es tarde para acudir a un profesional, pero debemos trabajar para que sea tan inmediato como visitar al dentista por un dolor de muelas.
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