Otra madrugada que me pregunto -"¿Qué hace que hoy no quieras convertirlo en tu último día de vida?"- Mi cabeza empieza a rumiar sobre todo lo que me ha pasado este año y mis lágrimas mudas brotan humedeciendo las sábanas, pienso en la ilusión por la vuelta a casa de mi hermana y su familia, después de 13 años, como se transformó en mi infierno, hasta llegar a tal punto que me dejaron en la calle de un día para otro, sin saber que había pasado, sobreviví como pude entre mares de lágrimas y dolores de pecho, mi refugio era mi trabajo, ya que llegaba la primera a consulta y era la última en salir. Mi respiro son mi coche y la soledad de la montaña. A veces visualizaba mi muerte, no soportaba tanto dolor, que todo fuese una lucha y la vida no paraba de ponerme pruebas y retos.
La vida duele y mucho, aunque he empezado a coser las heridas como un buen cirujano, mientras me giro y veo como duerme él…
Él que ha conseguido que este presente, que respire hoy a su lado, en este instante eterno… Él es mi hogar.
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