Me dijo que su dolor era inmenso, que no podía ver la luz pero si el final del camino.
Le dije -amigo no te vayas se que la vida es injusta pero si te vas, la vida va a doler un poco más-.
-A veces la mirada de la sociedad es tan indiferente que deja nuestros humildes sueños tirados en el piso para luego pisarlos cual basura o un envoltorio de algo que terminó de consumir. Reflexiono y pienso que no termina de derrotarte las armas, las drogas, ni la pobreza sino la indiferencia del otro que te deja morir sin haber siquiera aprendido tu nombre ni tu talento. Olvidando que debajo de una gorrita hay deseos y temores como los tiene cualquier otro ser humano.-
-Quédate amigo, hay que abrir muchas mentes, hasta que el barro se transforme en calles dignas, hasta que el agua que hoy nos falta, mañana rebalse nuestros tanques, hasta que tus dolores se vayan con un micrófono arriba de un escenario, por la familia, por los amigos que ya no están, pero sobre todo para cruzar las fronteras de la indiferencia- .
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