martes, 5 de diciembre de 2023

Trazos de resistencia

En esta ciudad en la que hace tiempo me olvidaron, y a la que hace tiempo que no puedo ver, mi vida se entrelaza con las de otros en un penoso acertijo de resistencia. La panadera y yo, de repente, unidas por la necesidad de descifrar el código imposible de la existencia. Y mi vecina, y la desconocida a quién veo por la ventana del salón, todas equilibristas emocionales que desafían a la gravedad de la desesperación. En secreto.

En esa esquina transitada por aquellos que resuenan en prisa y carcajadas, disipando la quietud para que no duela, me convierto en una artista que transforma, en silencio, sus pesares en trazos vibrantes como elixir a la monotonía. La página se vuelve un refugio, un portal hacia dimensiones en las que me vuelvo arquitecta de mi propia realidad. Y entre antiguas notas de un viejo cuaderno que una vez llené de ¿y sis? y sueños, descubro la métrica de la resiliencia. Cada verso, un grito de esperanza que resuena en los cuerpos fatigados.

Me convierto en conspiradora de la vida, tejiendo una narrativa propia que desafía a la oscuridad. Establezco un pacto tácito con aquellos que también deciden permanecer en el laberinto de la existencia. En este microcosmos urbano, aprendo que la fortaleza se construye en colectivo, con un buenos días, una sonrisa amable y un verdadero ¿como estás?. Una danza misteriosa que nos une en un abrazo cómplice.

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