Hace poco mi psiquiatra me preguntó si alguna vez había pensado en suicidarme.
Cuando le dije que sí, me miró como si yo hubiera dicho una locura.
—Estoy cansada después de tantos años, ¿Usted no lo hubiera pensado alguna vez?- Un silencio inundó la consulta.
Activó un protocolo contra el suicidio, en lugar de ayudarme, sentarse, hablar conmigo.
Me hizo sentir que ya no podía confiar en nadie.
¿Por qué tanto miedo al suicidio? Y no a todo lo que te lleva ahí, a ese punto en la vida.
Las personas se alarman al oír esa palabra tabú, SUICIDIO, pero no se alarman cuando estás triste, cuando no tienes ganas de salir, cuando quieres estar solo…
Deberían de enseñarnos que la mala salud mental son muchas cosas, no solo no tener ganas de vivir.
No miréis hacia otro lado.
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