Di un paso hacia atrás del abismo, de aquél dejarme ir en caída libre hacia el vacío, al que me condujo el impulso y la desesperación al no vislumbrar un camino. La presencia, las voces de mis padres y de mis hermanos me alejaron de allí, fueron el asidero para apoyar mis manos y mis pies. Los faros que iluminaron mis pasos para salir hacia un paisaje claro, en donde he disfrutado de días soleados, también hay momentos en donde se presentan nubarrones, tormentas, pero que en compañía son estados llevaderos y puedo atravesar las corrientes de ríos caudalosos. Así es el periplo por la vida.
Ahora soy profesor de escalada, enseño los fundamentos para usar adecuadamente el equipo de seguridad; el arnés que me sustenta, los mosquetones, el casco de protección, la elección de la cuerda apropiada de la cual va a depender la vida. La técnica cuenta; el apoyo de los pies calzando los "pies de gato", el desarrollar la fuerza para agarrarse de los montículos que ofrece una pared rocosa. Me satisface ayudar y brindarle la confianza al otro para que alcance la cima. La escalada es como la vida, es el constante reto de mi existir.
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