Bajo un cielo que abraza los suspiros del alma, narro mi vida y el empeño por tejer, con paciencia de hilandera, la promoción de la salud mental en el tapiz de mi existencia.
Entre las sombras de la desesperanza, descubrí en el rincón más íntimo de mi ser la fragilidad de la mente, un lugar sensible a las espinas de la ansiedad y la tristeza. La mente, fiel compañera, se apoya en el silencio, y como hermanos de penas y esperanzas, emprendimos el sendero hacia la luz.
Abracé la misión de desterrar los muros del estigma con la fuerza de la empatía y el entendimiento. Busqué disolver los prejuicios que ahogaban la verdad de quienes, como yo, navegan entre las turbulencias de la mente.
Cada sonrisa recuperada, vislumbraba la victoria sobre la sombra. Desnudé mi vulnerabilidad y el tabú que envolvía mi salud mental. Planté semillas de comprensión, regando el terreno con lágrimas de esperanza.
Hoy, al contemplar la bóveda cósmica, siento la paz que emerge del esfuerzo por promover la salud mental y prevenir el suicidio. Mi mente, testigo pensante y armonioso, celebra la victoria sobre el abismo de la desolación.
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