jueves, 14 de diciembre de 2023

Antojo

Veinticuatro horas al día, eso, es la vida. Como frontera la piel, como sostén los huesos y como motor una energía etérea que nos crea o destruye a su ANTOJO. A menudo me pregunto cómo las placas solares son capaces de recoger la energía del Sol. En algún sitio alguien lo pensó, lo supo, lo plasmó, lo creó y lo hizo tangible. ¿Cómo inventar ese método?... ese sistema que nos haga capaces de transformar las energías que hay dentro de cada uno; de pensarlas; saberlas; plasmarlas; crearlas; hacerlas tangibles.

Debiera ser cada uno quien más se conoce para usarse como quiere, a su ANTOJO: volver productivo lo natural, confortable lo propio, estable lo desequilibrado. Conquistar el Sol para que su calor no queme, su luz no dañe los ojos y su fuerza sea siempre estímulo positivo. Pero no es fácil llegar al Sol sin formar un equipo de expedición. Ni de plantar placas solares sin que uno sujete sus bases mientras otro atornilla sus carcasas. Debemos acompañarnos para dar tiempo a que llegue el amanecer, porque no se puede esperar que salga el Sol por las noches. (aunque se nos antoje)

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