jueves, 14 de diciembre de 2023

Eva

Eva era una chica morena, algo rellenita sin llegar a ser obesa. A sus 14 años cursaba segundo de la ESO. En clase percibía un rechazo general hacia ella, el cual había influido en su carácter retraído. Alumna trabajadora, sacaba buenas notas, lo cual incidía en un rechazo mayor y que algunos la tachasen de empollona.

Cuando entró en el instituto, recibió de su tía un móvil, cuyo número se había extendido por el instituto recibiendo, con número oculto, frases ofensivas y amenazantes. Era un caso claro de bullying.

El acoso había empezado en primer curso y ahora era un constante bombardeo. Le daba miedo abrir los mensajes.

Se había vuelto huraña. Empezaba a suspender exámenes. La depresión iba creciendo lentamente. Pensamientos autodestructivos la invadían. La idea del suicidio se iba abriendo paso.

Su madre, preocupada, llamó a su tía. Esta habló con ella y tuvieron conciencia del problema.

Su madre y su tía hablaron con el jefe de estudios, pero el problema continuó.

Su madre recordó que tenía una amiga de Primaria que estudiaba en otro instituto. Hicieron las gestiones pertinentes y la trasladaron de centro. Le compraron un móvil nuevo. Estuvo yendo al psicólogo. Logró rehacer su vida.

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