—Nuestra ignorancia nos protege de la desolación que sentiríamos al conocer la verdad; el universo resguarda sus secretos celosamente, no por egoísmo o indiferencia, sino para protegernos.
—¿Realmente crees que sea así? Sin embargo, yo sin conocer esos secretos me encuentro en la desolación absoluta.
—La incertidumbre es lo más hermoso de la existencia, no sabes lo que va a ocurrir más allá de la cena de hoy. ¿Acaso no te da curiosidad de lo que te depara en un futuro?
—No, para nada, ya no me importa nada.
—Ten, toma.
—¡Estás loco, sabes el estado en el que me encuentro y aun así me das un arma!
—Aparentemente sí te importa algo. Podría darte alguna motivación hedonista, pero sería un hipócrita. Solo te diré que puedes contar conmigo y mi compañía, dentro de tu ser encontrarás ese sentido que buscamos desde el descubrimiento de nuestra autoconciencia. Creo que Val hizo pollo asado con papas, como el que solía hacer mamá, ¿quieres cenar con nosotros?
—¿También ensaladilla rusa?
—No, pero si vienes temprano la podemos hacer juntos.
—De acuerdo. Oye… gracias.
—Te esperamos a las seis, hermano.
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