Pasó rápido frente a la portería. Quizá susurró "buenos días" o quizá simplemente sus labios se movían acompañando sus pensamientos, lo cierto es que ni se volteó a mirarle. Pedro le vio salir pensando en lo diferente que parecía desde hacía unas semanas. No es que fueran amigos (quizá en otras circunstancias), pero había tenido más relación con él que con la mayoría de vecinos del edificio y siempre le había resultado simpático. Hace no tanto solía asomarse a la portería a saludarle y comentar algún partido del Atleti, afición que compartían.
Se percató de que el gesto le había cambiado, parecía preocupado, como ausente, con los ojos hundidos y cansados. Hasta le pareció más delgado, quizá fuera por la ropa, que se veía más descuidada que de costumbre. De repente le recordó a su hermana, a aquella época...sintió un escalofrío al recordar la llamada del hospital diciendo que había tratado de quitarse la vida. Volvió a sentir la culpa. Pero, ¿y ahora?, quizá estaba exagerando. Buscó rápido en internet. "Por algo hay que empezar" – pensó–. "Solo por si acaso".
Vio volver al vecino, se apresuró –Miguel, me sobra una entrada para el partido de mañana, ¿te apuntas?
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