Debió ser por el apuro que no pensaron mi nombre. Por tener que casarse con el embarazo en camino. Con todos los parientes, que para eso están los parientes, presionando para que se casaran. Casados en octubre, mi nacimiento en abril. Seis meses de rodaje. El día que saqué la cuenta fue como darse cuenta de que Papá Noel no existe, o de que en realidad es el tío Beto, lo cual es mucho más decepcionante.
Cuando se lo dije a mi madre me dijo que yo estaba loco, que no podía ser.
-¿Cómo que no puede ser?
El día que lo reconoció lo hizo utilizando una frase curiosa:
-Vos te casaste con nosotros –dijo.
Me pasé muchos años analizando la frase, buscando entonaciones y sentidos distintos. Supongo que sigo tratando de descasarme. Porque las dos veces que estuve por hacerlo me terminé descasando. Con Karina y con Lara. Dije que sí pero sabiendo que era mi suicidio. Un calco de la vida de mi padre. Por suerte no me casé porque yo no soy ningún suicida. Un suicida elige matarse antes de matar a lo que lo está matando.
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