Murray audicionó para ser Lord…no sé qué, en una obra de teatro. Sin pedirnos permiso comenzó a ensayar frente a nosotros. Nos hablaba con acento británico, sin que entendiéramos una sola palabra, otras veces canadiense, cuando no australiano y estadounidense. El Lord…ese, era un personaje muy particular según él. Reía. Lloraba. Dejaba de comer largos periodos o perdía las ganas de hablar, sin más. Otras veces saltaba y lanzaba carcajadas por doquier.
A veces faltaba al trabajo… por culpa de los ensayos. El día que su ausencia definitiva nos gritó, con lágrimas, sin palabras ni aplausos, lamentamos no haber visto la función.
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