jueves, 2 de noviembre de 2023

El puente

Ella estaba sola. Había perdido todo lo que le daba sentido a su vida. No tenía a nadie a quien recurrir, nadie que la escuchara, nadie a quien querer o que la quisiera.

Y pensó en acabar con ese sufrimiento. Caminó hasta el puente y se asomó a la barandilla. Miró al río que corría bajo sus pies, pero sintió algo de vértigo.

Luego pensó en dejar de existir.

Pero entonces, algo la detuvo. Escuchó un ladrido detrás de ella. Era un perro que deambulaba perdido sin dueño, y que se había dado cuenta de su intención.

Ella se sorprendió. Quiso ignorarlo y seguir con su plan. Pero el perro no se rindió. Aulló con más fuerza, dio vueltas sobre sí mismo, varias veces, y luego se cobijó a su lado.

Ella se conmovió. Quiso acariciarlo, que confiara en ella. Pero el perro no se conformó. Le tendió la pata. Le lamió la pierna. Y se subió a su falda.

Ella se animó. Y aceptó su pata bajando por fin de la barandilla.

Miró al perro que le había salvado la vida y sintió gratitud. Luego pensó en seguir su consejo y buscar ayuda. Pero, sobre todo, pensó en vivir.

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