Hablar, pero sobre todo escuchar. Eso es lo único que al final necesitaba, que alguien me pusiera en el centro de todo y me sintiera importante.
No es por egoísmo ni nada parecido, pero cuando se hace, esa persona, parece un faro en un mar revuelto, un asa donde agarrarse.
Pero vayamos al principio, solo necesitaba que alguien me escuchase y me hiciese sentir importante y esa persona fue ella, ese ángel de ojos oscuros, piel morena y pelo negro azabache. Llevaba tiempo pensando en suicidarme, porque todo a mí alrededor eran problemas y pensaba que yo era la causa, pero una noche fría y lluviosa de otoño, cuando casi me lanzo al vacío desde ese puente, llego ella. Y casi sin querer, paró su coche y se me acercó diciendo, ¨Quiero oírte¨. Yo no sabía a qué se refería, pero ella lo repitió.
Solo quería saber por qué lo hacía me dijo, solo quería darme una última oportunidad de que alguien desconocido me diera su opinión de mis problemas y que si no me convencían lo hiciera, ya que ella no me lo iba a impedir. Gracias a ella estoy aquí hoy y solo pido que
¡ESCUCHEMOS AL OTRO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario