jueves, 30 de noviembre de 2023

Marchitar para florecer

A tu lado cuatro años, pero se marchitó tu amor.

Me dejaste, me rompiste y me hundiste.

Y no supe cómo subir de este pozo sin fondo en el que me sumí.

Y se me pasó por la cabeza marchar para esa pena en el pecho apagar.

Sin ganas de nada, sin aliento y sin motivación, ¿qué podía quedarme en la vida sino desesperación?

Desesperación por perderte, desazón por quererte, un amor que quemaba, caliente, en un cuerpo helado, inerte.

Y desde la altura vi la serenidad, en el salto al vacío, la claridad.

Las voces se irían y el dolor desaparecería.

Pero mamá me abrazó y todo terminó.

Dejé de esperar un amor marchito y marché por recuperar mi amor, el propio, el que llena cada uno de los pedacitos que componen nuestra esencia, nuestro armazón.

Y hoy lo celebro con las heridas del pasado, las que habitan en mi cerebro, las que no me han abandonado.

Siguen ahí porque caí pero vencí.

Sí, pensé en saltar y del tormento escapar y con mi lamento acabar.

Pero decidí volar.

Con los pies en el suelo quise seguir, sin miedo a volver a vivir.

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