martes, 14 de noviembre de 2023

El monstruo de las esquinitas de mi cama

Érase una vez un monstruo que me amenaza, no tiene dientes largos ni pelaje negro, es una sombra que translúcidamente se planta sentada en las esquinas de mi casa. Cuando intento mirar hacia otro lado, se acerca sigilosa para recordarme que lo que me pasa es que estoy triste, que me cuesta respirar. En las temporadas en las que los astros parece que se alinean para darme buenas noticias, se hace más grande, más oscura. Me enseña los dientes, me cuenta repetidamente que no me merezco la parte bonita del cuento, que me vista de guerrero de nuevo, la batalla ha de continuar. Me acurruco pensando que se irá pronto. Me reúno con otras almas magníficas y a pesar de todas las risas, la bestia trepa por mi cuello hasta hacerme estremecer. En esos días, me visto como me pide, me pongo la brillante armadura invisible y cojo como arma: dos tazas. Preparo un té calentito y sentándome a dos palmos suya le presento mi derrota. Acepto estar como me pide, melancólico en un mundo que te exige con pistola en mano tu permanente alegría. Sólo entonces cuando acepto su victoria, con un largo silbido de eses... desaparece.

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