Las heridas, forjaron un corazón fuerte.
No, tú no tuviste la culpa de ser víctima de los injustificados celos de tu padre.
No, tu no elegiste ser víctima de la burla de los que tú creías amigos.
Hazte esta reflexión:
¿Por qué hacen daño a las que son buenas personas?
¿Cuándo tú vas a un jardín, que flor arrancas?
Tu no debes cambiar, tú no estás equivocada, no dejes de brillar y aplaca con tu luz las malditas sombras que envidian tu sonrisa a pesar de los pesares.
Me lo repito cada día, frente al espejo.
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