Sufro, y los demás lo notan más de lo que me gustaría. Me alejo de todo y de todos, me construyo un caparazón. En las sombras un millón de motivos para marcharse de esta vida. Mi mente ya no es la misma. He perdido mis capacidades. Maldito Covid, maldito Ictus, maldita salud… Ahora soy más lento al pensar. Los pensamientos oscuros son atractivos. Siento que valgo más muerto que vivo. Un millón de motivos para morir, uno solo para vivir. Esa es mi luz, mis hijos. Cuando me presenté ante el portal para cruzar, antes de hacerlo me despedí de mi madre. Cuando iba a cruzarlo recordé a mis hijos, tan solo una milésima de segundo me bastó para echarme atrás. Seguro que ellos prefieren a un padre vivo, aunque inútil que a uno muerto. Mi mente no es la misma, pero con ayuda he entendido que se abren nuevos caminos, que no puedo quedarme quieto en el rincón. Que caminar es vivir y encontrar nuevas oportunidades. No debo sentir vergüenza pues ¿qué es la vida?, sino una montaña rusa de emociones que todas pasan y solo hay que pasarlas.
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