Aun siento como me acaricia aquella fría brisa de mayo, susurrando a mi oído que sea fuerte y no me deje derrumbar, como aquel castillo de arena asediado por las olas del mar, que, con su vaivén… se roban una porción para guardarlas en lo más profundo de su ser.
Eso me recuerda, los magníficos tesoros que pudo haber guardado Aliaba en su bóveda desértica… cuando hacías volar mi imaginación con tu dulce voz al leerme "las mil y una noches". Ahora entiendo como se pudo sentir aquel vagabundo al encontrar tan gran diosa lampara en medio de tantos tesoros, pues mi corazón es Aladino y mi mente es la puerta secreta que guarda las más increíbles riquezas del mundo, entre los cuales aguarda un magnifico genio a ser despertado tras ser olvidado en un rincón, como tu cuerpo dentro de aquel féretro.
Y aunque intento olvidar para no aferrarme a la tristeza que me dejaste con tu partida, se que poco a poco esta melancolía me soltará a medida que continúo luchando cada mañana con ver tu foto en la sala, sonriendo a pesar de saber que podría ser la última vez, así como lo fue aquel día de visita cotidiana para tú tratamiento.
Ahora las cosas cambiaron, soy yo quien va a terapia mientras tu aguardas a mi regreso, para contarte con una sonrisa todo lo que hice de camino. Pero como alguna vez me enseñaste: "no importa lo bien que estemos, no somos dueños de nada en este mundo terrenal. En algún momento el destino tocara la puerta, dejando pasar lentamente su increíble y gélido aliento, hasta que decidas abrirle, ya que es de mala educación hacer esperar a quien te visita. No nacimos para semilla y hasta las estrellas tienen su final para poder darle paso a un nuevo ciclo"
Así como pasamos de la adolescencia a la adultez sin darnos cuenta, de igual modo lo hacemos en la vejez… aunque nos cueste aceptarlo. En algún momento partiremos dejando un gran vacío y huellas que no se borrarán, a quienes quedan en este proceso sin fin.
¡Puede pasar una eternidad! y en aquel rincón de nuestras memorias recordaremos el momento que queramos, cada instante vivido… es como las personas que hemos conocido, algunas ni las recordamos aunque estén vivas y otras siempre estarán en nuestra mente sonriendo aun después de la triste partida.
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