lunes, 23 de mayo de 2022

Salud

- ¿ esto es hora de llegar ?¡ te vas ! – decidí, sin pensarlo.

- Es que ....

- Es que nada – lanzando su ropa en una maleta.

- ¡ una sola vez se capa el toro ¡ - me dijo el, con el dedo en ristre.

El, se fue.

Y yo, volví a la casa de mi mamá, trastornada.

De vuelta a mi cama de soltera, me di cuenta de lo que había hecho, en llanto.

- No llores más – decía mamá – o te llevamos al médico .

Pero yo no paré de llorar.

O sea que, fui al médico, quien me dio un montón de medicamentos.

- ¡Tienes que tomar ¡ - decía papá.

Obediente, los tomé.

Ese mismo día, sentí que los ojos se cerraban de por sí.

No los controlaba.

Solo quería dormir.

Y dormir.

No podía pensar ni hacer más nada.

Al día siguiente me era casi imposible despertar.

Era una muerta en vida.

Ese estado enajenado me ha debido durar un mes y costar treinta días de mi vida.

Aunque, ya no lloraba, pues el llanto ajeno incomoda.

¿ Sería eso lo que mis padres querían?

¿ no llorar ¿

Una bella noche silenciosa, la ducha empezó a gotear, llenando casi todo el departamento de agua, mientras dormía.

- ¿ No te diste cuenta ¿ ¡ mira lo que hiciste! – mi papá me culpó.

- Yo no me di cuenta.

- ¿ cómo no ¿

- ¡ No ¡

- ¿ qué ocurre ¿

- Culpa de los medicamentos.

El se calló.

Después de limpiar todo, volví a la cama.

-¿ qué pasa ¿ - me pregunte a mi misma, culpando a los medicamentos.

Pero ya no conseguía dormir sin ellos.

- ¿ qué hago ¿ - buscando respuestas sin encontrarlas de inmediato.

De súbito y sin motivo aparente, puse la radio.

Y escuché una propaganda de productos naturales, mates, y esas cosas.

No pensé dos veces, y me fui al mercado.

Compré mates de todos los tipos para dormir.

- ¡ el de cascara de manzana ¡ - escogí .

Entonces, cada noche, tomaba una tacita de ese mate.

Me sentía más dispuesta al día siguiente.

Conseguía pensar, lo que era digno para un ser humano en pleno verano tropical.

- Es de noche y sudo el tiempo todo. Sería bueno darme una ducha – pensé.

Me bañé.

Después de eso no me acuerdo de más nada.

Solo sé que dormí como una piedra, sin tacita de mate.

- ¡ acababa de descubrir los poderes curativos del agua! El mejor tratamiento para toda enfermedad mental, restableciendo su salud.

Fue así, que poco a poco, fui recobrando la conciencia, el bienestar y la cordura de mi salud mental.

Entre muertos y heridos, yo me salvé.

¿ el ¿

Libre y feliz.

Como yo.

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