- ¿ esto es hora de llegar ?¡ te vas ! – decidí, sin pensarlo.
- Es que ....
- Es que nada – lanzando su ropa en una maleta.
- ¡ una sola vez se capa el toro ¡ - me dijo el, con el dedo en ristre.
El, se fue.
Y yo, volví a la casa de mi mamá, trastornada.
De vuelta a mi cama de soltera, me di cuenta de lo que había hecho, en llanto.
- No llores más – decía mamá – o te llevamos al médico .
Pero yo no paré de llorar.
O sea que, fui al médico, quien me dio un montón de medicamentos.
- ¡Tienes que tomar ¡ - decía papá.
Obediente, los tomé.
Ese mismo día, sentí que los ojos se cerraban de por sí.
No los controlaba.
Solo quería dormir.
Y dormir.
No podía pensar ni hacer más nada.
Al día siguiente me era casi imposible despertar.
Era una muerta en vida.
Ese estado enajenado me ha debido durar un mes y costar treinta días de mi vida.
Aunque, ya no lloraba, pues el llanto ajeno incomoda.
¿ Sería eso lo que mis padres querían?
¿ no llorar ¿
Una bella noche silenciosa, la ducha empezó a gotear, llenando casi todo el departamento de agua, mientras dormía.
- ¿ No te diste cuenta ¿ ¡ mira lo que hiciste! – mi papá me culpó.
- Yo no me di cuenta.
- ¿ cómo no ¿
- ¡ No ¡
- ¿ qué ocurre ¿
- Culpa de los medicamentos.
El se calló.
Después de limpiar todo, volví a la cama.
-¿ qué pasa ¿ - me pregunte a mi misma, culpando a los medicamentos.
Pero ya no conseguía dormir sin ellos.
- ¿ qué hago ¿ - buscando respuestas sin encontrarlas de inmediato.
De súbito y sin motivo aparente, puse la radio.
Y escuché una propaganda de productos naturales, mates, y esas cosas.
No pensé dos veces, y me fui al mercado.
Compré mates de todos los tipos para dormir.
- ¡ el de cascara de manzana ¡ - escogí .
Entonces, cada noche, tomaba una tacita de ese mate.
Me sentía más dispuesta al día siguiente.
Conseguía pensar, lo que era digno para un ser humano en pleno verano tropical.
- Es de noche y sudo el tiempo todo. Sería bueno darme una ducha – pensé.
Me bañé.
Después de eso no me acuerdo de más nada.
Solo sé que dormí como una piedra, sin tacita de mate.
- ¡ acababa de descubrir los poderes curativos del agua! El mejor tratamiento para toda enfermedad mental, restableciendo su salud.
Fue así, que poco a poco, fui recobrando la conciencia, el bienestar y la cordura de mi salud mental.
Entre muertos y heridos, yo me salvé.
¿ el ¿
Libre y feliz.
Como yo.
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