Queridos familiares y amigos, ayer inicié mi tratamiento con un antidepresivo, uno "de nueva generación" dijo la médico. Pero resultó ser el mismo que ya tomé hace veinte años, en aquella etapa tan catastrófica de mi vida que no os voy a recordar ahora; ya conocéis los titulares con un par de muertos. Podéis seguir actuando igual, como si nada, como si os dijese que tengo un dolor de cabeza o de huesos. De estos, bien sabéis que me quejo, pero tal vez lo otro, de lo que no hablo, es eso lo que más me aqueja. Cuando os digo que me duelen, nunca os he precisado que los que más me duelen son los huesos del alma y que me crujen cada vez que se me doblan los ojos para abarcar los trozos de mi mundo. En cualquier caso, gracias por todos vuestros grandes consejos para la artrosis y la reuma, palabras que detectadas por las cookies suponen un bombardeo de publicidad de Google para que compre gelatina de tiburón. A veces pienso que todas las enfermedades son la misma, disfrazada con otros nombres, y que todos disimulan sus depresiones diciendo que les duele algo.
Cuando me dijo lo del fármaco "de nueva generación", pensé en una nave espacial que te saca por un momento de este mundo, esperas a que la Tierra dé unas cuantas vueltas para que todo pase un poquito más rápido y así volver a la normalidad unos cuantos cientos de vueltas después. Pero la normalidad no existirá, porque para eso tendría que ser al revés, y las pastillas esas de nueva generación deberían darle para atrás unas cuantas vueltas al mundo. No sé si recordáis aquella escena de Supermán cuando da marcha atrás al Planeta. Pues algo así deberían hacer los fármacos de nueva generación, convertirte en Supermán por unos momentos y poder darle marchas atrás al Planeta, a tu antojo, para que a quién tú quieres siempre puedas recuperarlo justo a tiempo. Pero así el mundo no avanzaría ¿verdad? Porque muchos os habéis casado, habéis sido padres, y la familia está completa, y de momento no queréis cambiar nada.
Pero no, tranquilos, las pastillas son las mismas de siempre, son las de hace veinte años y ya sé que funcionan. Entonces no os dije nada, pero os lo digo ahora, y siento si a alguno le rompo el mito si pensaba que soy un héroe. Ya lo sabéis, las tomo, y os lo digo porque ya sé que me van a ayudar, así que tranquilos. No me van a ayudar a que no me hunda más -que ya poco más me faltaba para recorrer el fondo del pantano-, sino que me ayudarán a salir a flote. Como ya conocéis mis desgracias y yo las vuestras, os lo digo para teneros informados de mis avances para intentar sobreponerme a ellas. Una es humana y daré todas las vueltas necesarias, ninguna de más, tampoco ninguna de menos.
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