miércoles, 25 de mayo de 2022

Vacío

Ella se fue y estás tirado en la cama

Tenés que pagar el alquiler y las cuentas

Suena el teléfono, es una oportunidad laboral

Vas un miércoles a recoleta, es una pizzería

Ella se fue el domingo y todavía no entendés muy bien

Empezás a repartir con la moto ese mismo día

En el lugar te aclaran que el contrato que firmas

Es solo para el local y no tiene ningún fundamento legal

La encargada te pide el dni, dice que te lo devuelve al finalizar el turno

Todavía no es primavera y la noche golpea contra el casco

Volvés a casa, te dormís demasiado tarde.

Te levantas y salís apurado al trabajo.

Termina el primer turno, volvés a casa, no hay nadie otra vez, dormís.

A la noche llueve, salís de vuelta, llegas tarde y te miran mal

Las horas se vuelven largas y frías, es medianoche y seguís recorriendo la ciudad

Abrís el visor para distinguir el tránsito y el agua se filtra

En el oído izquierdo tenés puesto un auricular clavado en Aspen

Es el último pedido y vas camino a Palermo con un par de pizzas

En la radio empieza a sonar la batería de Baby Come Back

Estás parado en un semáforo en Coronel Díaz y Santa Fe

Y empezás a llorar

Se te caen los mocos

Cambia a verde y aceleras

La imagen te parece ridícula y te encanta

Aprovechas la velocidad y el anonimato para lagrimear mientras cantas.

Volvés al local, después a casa, el garaje está cerrado y el seguridad duerme

Le tocás bocina un rato, sale desorbitado para abrirte.

Volvés caminando por once a la madrugada, relojeando paranoico las esquinas

A media cuadra de casa está el barrendero de casi todas las noches

Es un señor de 50 años, cristiano, está casado y su hijo está en el hospital por un accidente en moto

Se saludan como siempre, te pregunta por ella y por Olga.

Se fueron, se terminó, le decís, mientras un carozo enorme te quiebra la garganta.

Es la primera persona a la que se lo contás.

El te mira con tristeza, tiene ganas de tocarte el hombro o solo acercarse

Pero nunca cruzaron ese límite.

Que bajón, dice, y se quedan mirando hacia la calle un rato entre el viento helado.

Si, bueno, cosas que pasan, y haces un sonidito con la saliva.

Entras a casa.

Otra vez no hay nadie.

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