lunes, 16 de mayo de 2022

Tu regalo

Mi nombre es Javier. Soy viudo.

Lo digo sin rabia, sin miedo, sin pena. Lo digo con alegría, con orgullo y con honor.

No soy un viudo cualquiera, soy viudo de ti, de Amelia Rodríguez. Hemos reído y llorado juntos, pero, lo más importante, nos hemos amado mucho juntos.

Llevamos toda una vida juntos. He tenido el honor de haber tenido tu compañía durante 26 años y los que nos quedan, porque ahora sé que tú no te has ido, de otra forma, pero sigues estando a mi lado.

Hubo un tiempo que pensaba que te habías ido para siempre, con todas las cosas bonitas que nos quedaban por vivir. Tuve mucha rabia. No lo veía nada claro, más bien lo veía todo borroso, incluso, a veces, me chocaba. Mis gafas eran de pésima calidad.

Cuando me acordaba de ti, que eran muchas veces al día, mis gafas se ensuciaban muchísimo y me hacían ver todo de color negro.

Veía todo negro cuando me despertaba a mitad de la noche y no sentía tu cuerpo al lado mío. Veía todo negro cuando desayunaba sin oír ese programa radiofónico que ponías cuando te levantabas de la cama. Veía todo negro cuando los sábados iba a la panadería a comprar el pan y, a la vuelta, no tenía tu compañía para tomar un café con tostadas en el bar de Manuel.

Veía todo negro y, con gran impotencia y frustración, iba chocándome contra el mundo.

Fue pasando el tiempo, y empecé a sentir pequeños instantes en los que algún color quería entrar en mi campo de visión. En esos momentos de nitidez me hacía consciente que debía cambiar de gafas, que aquellas ya apenas me dejaban ver. Debía tirarlas con determinación a la basura y comprarme unas gafas nuevas. Pero me costaba mucho esfuerzo deshacerme de aquellas gafas.

Entonces, ocurrió lo que llevaba anhelando tanto tiempo, te volví a ver. Me visitaste en sueños. Estabas preciosa, como siempre, con tu sonrisa sincera, tus ojos brillantes y tu gesto amable. Te acercaste, en silencio, me diste un abrazo y me diste aquel regalo, unas gafas nuevas.

El mejor regalo de mi vida, aquellas gafas, mis gafas.

Fui recuperando la vista. Ya he logrado ver todo nítido y de colores, rojo, verde, azul, amarillo, blanco, … De todos los colores. Todo gracias a ti.

Por siempre en mi corazón. Te quiero.

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