martes, 24 de mayo de 2022

Presagio

«Pero era su letra. Sin duda. Diminuta y apelmazada». Este pensamiento zigzagueaba en bucle dentro de mi cabeza, pero mi cerebro era incapaz de asimilar lo que veían mis ojos. No me hizo falta leer ni una sola palabra. Supe con macabra certeza que no volvería a verla con vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario