Agosto 08 de 1996
Mi amadísima Elizabeth. Perdona si te he tenido en ascuas. Como sabrás: luego de su partida, para mi no alumbra sol: me he sumido en las tinieblas. La depresión y la melancolía son mis únicas compañeras. He decidido tomar tu consejo de escribirte frecuentemente y dejarte saber mi estado.
Ya infieres lo hondo de mi pena. No hayo regocijo en nada ni por nada. Temo que esta vida misma huya de mí en busca de ella.
Siento mucho dolor. Ya nada tiene sentido para mi.
Solo al escribirte estas líneas puedo dejar ir un poco mi sufrimiento. Gracias por atenderme.
Por siempre de ti: Tayrone.
Octubre 15 de 1996
Aquí estoy otra vez. No hay nuevas y tampoco buenas. Siento mucho nublar tu cielo con mis grises nubes y empañar tu paisaje con mis oscuros matices.
Es tenaz este martirio que me acosa; aún la siento presente. No quiero, ni puedo ni debo aceptar que ya no está. He perdido mucho peso, la comida si no es preparada por ella no me apetece. He renunciado al empleo y no frecuento ya los sitios de antes. Solo ella y sus recuerdos ocupan mis horas y me devoran. Estoy destruido.
Eliza, solo ella puede restaurarme.
Por siempre para ti: Tayrone.
Diciembre 24 de 1996
¡¡Feliz navidad!! Lamento no darte en esta noche buena, buena nueva; Eli, si te escribo es por la tuya petición e insistencia. Y porque creo que de verdad me entiendes.
Pasa maravillosa navidad. Eres estupenda y te lo mereces.
Disculpa el desplante, no puedo recibirte. A pesar de tu persistencia en ello.
Perdóname, por lo que más quieras.
¡Adiós!
Hasta nunca jamás: Tayrone.
Marzo 14 de 1997
Después de tanto tiempo, ¡¡Ahora escribo buenas nuevas!!
Pronto iré a visitarte.
Dos días después de mi despedida, pasé mi cuello por la soga y esperé para consumar el acto el tiempo en que se consumiera un cigarrillo que fumaba; en tanto, y ya casi al arrojarme al vacío, tocaron a mi puerta con una tenacidad y persistencia que no pude menos que bajarme a saber quién osaba a molestar y despacharlos rápidamente para acabar con mi vida de una vez por todas.
Para mi sorpresa, ¡eran nuestros amigos! Llegando esa noche al país vinieron a buscarme: prometiendo sacarme a las fuerzas si me resistía. Convine y nos fuimos.
Después de tanto tiempo, bailé esa noche con una muchacha muy guapa que me hizo despertar y sentir la música como hace tiempo no.
Para resumir: esa noche la pasé de maravilla. Y de repente todo se trocó en contento y sosiego.
No llegué a casa solo, y menos mal, ella llegó conmigo.
Es con ella que voy a visitarte.
Ella se ofreció acompañarme dos días después a llevarle flores a la tumba de mi esposa. Y le estoy agradecido por ello: infinitamente mucho.
¡Es una magnifica mujer y espero pronto lo confirmarás.
¡Nos vemos pronto!
Con amor a ti: Tayrone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario