¿Qué puedo decirte que no sepas ya? Si lo sabes todo. Yo sé que lo sabes.
Te veo desenfocado, como borroso, en blanco y negro y no tengo la menor idea de cómo restaurar tus valores a color.
Quizás deba dejar de intentarlo. El miedo sobre lo que pasa dentro de la mente de una persona es más alto que cualquier montaña de nuestra tierra.
La montaña se va construyendo de palabrería, falsas creencias y luchas que acaban como empezaron, en nada.
Y así se hace fuerte y grande, indestructible y cuando tú te enfrentas a ella, es ella la que te destruye si no te saber apartar de los pedruscos que caen hacia abajo.
Un día el color llega, y después se marcha, y al siguiente vuelve, y te sientes fuerte y te enfadas. Después entristeces y vuelves a los grises.
Pero, de todo, de cada minuto, se aprende, se aprende a utilizar el mismo lenguaje que el que te refleja el espejo y poco a poco consigues comunicarte y sabes hasta leer entre líneas.
Y aunque los grises nunca se vayan, tú, aprendes a amar el blanco y negro.
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