- ¿Recuerdas dónde nos conocimos?
Yo jamás lo podré olvidar, estábamos en el hospital justo después de que tu madre se marchase para siempre. Te miré a los ojos y supe que no podría separarme de ti.
Tu madre, de alguna manera, sabía que llegaría a tu vida tarde o temprano.
Te he hecho llorar tantas veces que te has dormido de puro cansancio. He conseguido que dejes de ver a tus amigos y que no puedas trabajar. He hecho que un día dejes de comer y al día siguiente la ansiedad sea la que te coma a ti. Gracias a mí has pensado cosas tan disparatadas como que tu madre es una egoísta o que no merece la pena vivir.
No voy a pedirte perdón por todo lo que te he hecho, no me arrepiento, era lo que tenía que hacer, pero ya es hora de que me vaya.
El Duelo recogió sus cosas, había estado viviendo allí demasiado tiempo. Se puso el sombrero y saliendo por la puerta le susurró:
-Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario