La pena en tus ojos

Siempre me han etiquetado, como si fuera una prenda de ropa cuyo único valor viene marcado en un papel. No me han escuchado, no se han interesado en conocer mi historia; porque han considerado que, a través de estereotipos, podrían definirme. Nunca he sido una persona solitaria, me ha encantado hablar y he deseado sentir que alguien me escuchaba sin tener la sensación de que, con su mirada, sentía lástima por mí.

No somos conscientes, como sociedad, del daño que puede causar esa mirada hipócrita. No necesito consuelo, no necesito que me mires con pena, sino que me oigas, que entiendas el porqué de mis acciones. Detrás de cada persona hay un contexto y verme como una etiqueta más no ayuda a que me entiendas.

Soy consciente de que tendrás muchas dudas acerca de este mundo que nos han ocultado. Vivimos sujetos a una normalidad que no nos hace ver qué hay más allá, como si solo se pudiera ser un tipo de persona. Escondemos todo aquello que sale de la norma establecida porque nos da miedo comprender que no somos máquinas perfectas, que tenemos problemas que pueden causarnos mucho dolor.

Me he sentido incomprendida miles de veces, solo porque alguien consideró alguna vez que la salud mental debemos llevarla en secreto. He oído miles de veces que no pasa nada por pedir ayuda, que es igual que cuando vas a tu médico por un dolor físico. Pero esas palabras de aliento iban acompañadas de esa mirada de pena, reafirmando que es una frase memorizada para no hacerme sentir mal. Sin embargo, no había comprensión. Aunque nos quieran hacer creer que vivimos en una sociedad que respeta, solo con los ojos causamos daño.

Aún nos queda mucho por avanzar. Pero no quiero que tengas miedo de expresar cómo te sientes. No quiero que te estanques en esa pena que el resto nos intenta transmitir. No soy una etiqueta, ni un papel, ni un prototipo que sigue signos de una determinada lista de trastornos. Soy un ser humano que necesita ser valorado; un ser humano que quiere una palabra de aliento sin una mirada de lástima. Quiero ser libre para recuperarme sin sentirme pisoteada por el resto.