martes, 3 de mayo de 2022

Hermana

Hermana del alma, amiga, compañera, creía que no iba a ser capaz de escribir estas palabras, pero me ha inspirado tu fuerza, tu voluntad, tu coraje. ¡Qué ejemplo de superación y valentía has sido para todos nosotros!

Guardaré para siempre en mi corazón las palabras que hubiera deseado no haber escuchado nunca de tus labios. Me cogiste la mano y tiraste de ella, querías que me acercara, tenías algo que decirme. Me hablaste en un susurro, suavemente, despacito, para que no se me escapara ni una sola palabra. Te quiero mucho, dijiste. Yo no podía creer lo que estabas haciendo. Era una despedida. Te dije que no siguieras, que no podría soportar que te fueras, pero ya habías tomado una decisión y nada te haría cambiar de idea. Siempre has sido así. Si te propones algo es imposible que dejes de luchar por conseguirlo. Ser fuerte para ti es la única opción.

Y así fue. Querías despedirte y lo hiciste.

- No sufras por mí. No llores. He tenido una buena vida. He sido feliz. Me voy tranquila. Estoy cansada. Es hora de irme.

- No quiero que te vayas. No te vayas, por favor. No me dejes.

- Me voy al cielo, pero no te dejaré, estaré contigo siempre. Desde allí cuidaré de ti.

- Prométeme que vendrás a verme, que cuando llegues al cielo me harás saber que estás bien.

- Vendré a verte.

No quería aceptarlo, no podía hacerlo. Pero finalmente entendí que tenía que ser así. Llegó por fin el momento de vencer las sombras, de alzar el vuelo, liberar el lastre y alcanzar el cielo. Es tiempo ya de emprender el viaje, cerrar los ojos, perder el miedo, extender las alas y cabalgar el viento. El camino ha sido largo y duro, pero has vivido plenamente, has sido feliz. Querías vivir intensamente y así lo has hecho. Acabó tu lucha, combatiste de frente, erguida frente a la adversidad. Ahora ha llegado el momento de decirte adiós. Te vas y te llevas un pedazo de cada uno de nosotros. Como dijo San Francisco de Asís. "De aquí no te llevarás lo que tienes. Solo te llevarás lo que diste." Y te llevas tanto, hermana mía, tanto… Nos has dado tanto... Tenías amor para todos, pudiste repartirlo a manos llenas porque era infinito.

Has dejado una huella imborrable en mi alma. Admiro tu energía, tu valentía, tu entrega y, cuando sacuda el cajón de tus recuerdos, volveré a vivirte guapa, fuerte, decidida, valiente. Cuando piense en ti lo haré con una sonrisa en los labios. Gracias por dejarme ser parte de ti. Descansa en paz, amiga, compañera, hermana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario