Paraíso de letras

    La escritura influía en la joven notoriamente. Su salud mental terminó dependiendo de los párrafos escritos sobre las hojas amarillentas de su cuaderno. Mediante el denominado "Paraíso de letras", donde se adentraba cada madrugada, se expresaba con total libertad y se liberaba de las cargas sociales que la atormentaban durante el reinado del sol sobre la ciudad. Utilizaba palabras como afiladas dagas que incrustaba en el centro del papel gracias a la tinta de su bolígrafo, esforzándose lo máximo posible en expresar todo lo que sentía en el momento.

Relataba lo que le sucedía durante la ausencia de la luna, cuando los rayos de sol iluminaban y coloreaban el cielo. Movía el bolígrafo con fluidez, desprendiendose del dolor causado varias horas antes, sin embargo, de vez en cuando, sus manos comenzaban a temblar incontrolablemente, se sentía atacada, en el punto de mira de la luna percibiendo por su parte unas inexistentes críticas hacia su persona, en resumen, a veces, mientras escribía, los síntomas que la azechaban durante el día lograban hacerlo durante la anoche, a pesar de encontrarse en soledad, con la única compañía de las estrellas que iluminaban el extenso dosel de color azabache que se alzaba sobre la ciudad nocturna.

Aquel temor constante, de ser criticada, la atormentaba y la torturaba durante el infierno soleado donde era sumida por varias horas, donde despiadados demonios le susurraban al oído todo lo que aborrecía escuchar. La voz de su cabeza le gritaba las posibles críticas que podían estar siendo dichas, aumentando el hormigueo de sus manos y la angustia que se aferraba al nudo de su garganta.

Cuando la noche secuestraba al sol e introducía sus diminutos farolillos en el cielo, el alivio de la soledad y la tranquilidad lograba entrar en su mente. La escritura formaba parte de aquel proceso de recuperación. Unos ángeles alados y desconocidos abundaban en aquel paraíso y con generosidad se introducían en las grietas abismales trazadas por los demonios, sellándolas desde dentro para resguardar a aquella alma creativa y frágil de una fobia social descontrolada y difícil de sobrellevar.