María tiene 23 años y es tutora de idiomas. María siempre se esforzó en ser buena amiga y hasta hay alguien que la quiere y la valora.
María es hija, hermana, amiga y novia.
María cuando tenía 3 años sujetaba su cabeza entre las manos y se pasaba el día orando, y no… no era por ser extremadamente religiosa, sino porque tenía pensamientos violentos, rápidos y fugaces, y tenía miedo a lastimar. Pero María no habría matado ni siquiera a un insecto. María deseaba crecer para drogarse, porque sentía que de buenas a primeras habría podido perder la cordura, y creía que las drogas le habrían calmado. Y hasta se lo dijo a su padre: <<Me muero por crecer, para poder acceder, por fin, a las drogas>>. Pero su padre no entendió su padecimiento y le dio una cachetada, afirmando: <<¡Si llegas a hacer algo así, te voy a ahorcar¡>>.
María nunca se acercó a las drogas y jamás fumó un cigarrillo. Era muy cuidadosa con no tener relaciones sexuales, porque sabía que todo lo que liberaba dopamina a ella la esclavizaba. A María cuando cumplió 18 años la tachaban de beata. Se hacía la revolucionaria, pero nunca había tomado, ni fumado, ni tenido relaciones sexuales.
Pero Maria era una adicta y nadie lo veía. María a sus 19 años tragaba y tragaba y nunca disfrutaba de la comida. A María le decían todos que "qué dicha que ella estuviera siempre feliz". María era una tonta por estar siempre feliz. María a sus 20 años se rasguñaba en su cuarto, se daba puñetazos en el cuerpo, y se repetía malas palabras.
María se levantaba e intentaba siempre enmendarse, y daba siempre consejos a sus amigos. María conocía el dolor y lo entendía. Y a pesar de que nadie vio su dolor y lo que sufría, hubo personas que la llamaron loca. Hasta su padre a pocas horas de que cumpliera 18 años. María esperaba volverse mayor llorando en su cama.
María reflexionaba mucho y tenía el afán de ser buena persona. Quería cumplir los sueños que anhelaba, pero se le olvidaba luchar por ellos. María tenía una cara risueña y los ojos tristes.
Su ex novio ya no pudo más con ella y con sus locuras y quería matarla. Cortaron. Y María después de unos años encontró la fuerza de amar de nuevo, o quizás por primera vez. Se enamoró de un psicólogo, porque siempre soñó cuando niña con que un psicólogo le dijera: No estás loca. Y así fue. Cuándo María encontró a Juan le preguntó: <<¿Opinas que stoy loca?>> y Juan le dijo: <<Hace rato que no hablaba con alguién tan cuerdo como tú>>. En aquel momento supo que eran predestinados.
La salud mental no es siempre un estado permanente, sino un estado que buscamos. María es un mar. A veces intranquilo, a veces calmado. Y en su fondo hay mucho por descubrir; algunas cosas te dejarían aterrado, otras encantado. A veces se siente tan distinta a los demás. A veces tan igual.
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