Mientras miro la película "Una mente Maravillosa", las lágrimas brotan de mis ojos y recorren mi mejilla. Inconscientemente, escenas de mi infancia invaden mi mente.
La película avanza en su contenido, pero mi mente esta años atrás, cuando mi madre me sujetaba con mis dos hermanas, mientras yo, llorando les suplicaba que me dejaran partir en ayuda de mi padre, que en esos instantes era reducido por dos hombres de blanco que lo forzaban a subir a un vehículo del mismo color.
Desde la parte posterior del taxi, mis dos hermanas, mi madre y yo, con solo 6 años, mirábamos aquella situación.
Mi padre, era una persona callada, culta, responsable y muy trabajador. Siempre salía temprano a trabajar a desempeñar su trabajo de Químico Farmacéutico. Nunca lo vi faltar a su jornada de trabajo, con excepción de aquellos momentos de crisis que se presentaba en ocasiones.
Desde la parte posterior del taxi, mis dos hermanas, mi madre y yo, con solo 6 años, mirábamos aquella situación.
Mi padre, era una persona callada, culta, responsable y muy trabajador. Siempre salía temprano a trabajar a desempeñar su trabajo de Químico Farmacéutico. Nunca lo vi faltar a su jornada de trabajo, con excepción de aquellos momentos de crisis que se presentaba en ocasiones.
Viviendo en un país Sub-desarrollado, donde las carencias hospitalarias era tema diario. Falta de Médicos, medicamento y equipo moderno, complicaba aún más la situación.
En el campo de Salud Mental, era aún más desastroso, en muchos casos, aquellos seres humanos eran abandonados en aquellos hospitales psiquiátricos a su suerte, con un difícil diagnóstico de recuperación.
Mi padre, con un diagnóstico de Esquizofrenia, fue sometido en varias ocasiones a electrochoque, lo cual lo dejaba completamente atontado, por decirlo menos.
En el campo de Salud Mental, era aún más desastroso, en muchos casos, aquellos seres humanos eran abandonados en aquellos hospitales psiquiátricos a su suerte, con un difícil diagnóstico de recuperación.
Mi padre, con un diagnóstico de Esquizofrenia, fue sometido en varias ocasiones a electrochoque, lo cual lo dejaba completamente atontado, por decirlo menos.
La combinación de aquella descarga eléctrica y medicamentos, convertían a mi padre en un ser completamente desvalido. Durante meses debía permanecer en casa, acostado y dependiendo básicamente de la atención de mi madre y hermanas.
Al transcurrir el tiempo, una nueva situación afecto nuestras vidas. Mi padre atento contra su vida.
Recuerdo aquella escena,…mi padre en la cocina, tomando un café sumamente amargo y luego subiendo por la escalera hacia el segundo piso, en donde se desploma. Mi madre gritándole, se abalanza sobre él y lo cachetea, mientras le dice a mi hermana que se dirija al almacén a llamar por teléfono a la ambulancia.
Con ayuda de vecinos, lo ponen en el sofá, para luego subirlo a la ambulancia.
Han pasado muchos años de esa ocasión y la cantidad de recuerdo de él son abrumadores, tanto buenos como malos. Trabajo como profesional hasta los 75 años y me dejo las mejores enseñanzas que puede pretender un hijo de su padre.
En sus últimos años de vida, logre que fuera visitado por un psiquiatra, el cual diagnostico algo distinto a la esquizofrenia, ya que de acuerdo a la característica de aquella enfermedad, mi padre no hubiera podido trabajar. Mientras la humanidad avanza en tecnología y nuevos descubrimiento en la galaxia, aún no sabemos todo lo que oculta nuestro cerebro. Aún hoy, la sociedad no es capaz de relacionarse con aquellas personas que han tenido algún episodio mental en su vida y los estigmas son
Al transcurrir el tiempo, una nueva situación afecto nuestras vidas. Mi padre atento contra su vida.
Recuerdo aquella escena,…mi padre en la cocina, tomando un café sumamente amargo y luego subiendo por la escalera hacia el segundo piso, en donde se desploma. Mi madre gritándole, se abalanza sobre él y lo cachetea, mientras le dice a mi hermana que se dirija al almacén a llamar por teléfono a la ambulancia.
Con ayuda de vecinos, lo ponen en el sofá, para luego subirlo a la ambulancia.
Han pasado muchos años de esa ocasión y la cantidad de recuerdo de él son abrumadores, tanto buenos como malos. Trabajo como profesional hasta los 75 años y me dejo las mejores enseñanzas que puede pretender un hijo de su padre.
En sus últimos años de vida, logre que fuera visitado por un psiquiatra, el cual diagnostico algo distinto a la esquizofrenia, ya que de acuerdo a la característica de aquella enfermedad, mi padre no hubiera podido trabajar. Mientras la humanidad avanza en tecnología y nuevos descubrimiento en la galaxia, aún no sabemos todo lo que oculta nuestro cerebro. Aún hoy, la sociedad no es capaz de relacionarse con aquellas personas que han tenido algún episodio mental en su vida y los estigmas son
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