Antes de contar mi historia quiero presentarme. Mi nombre es Santiago soy anoréxico. Por fin lo puedo decir en voz alta, el día que casi muero, fue mi límite y decidí tomar medidas para encaminar mi recuperación.
No me gusta culpar a nadie de mi enfermedad, pero sí que me he dado cuenta que la sociedad no es que ayude mucho a personas como yo. Nunca me he considerado débil, simplemente mi cabeza enfermó y mi cuerpo no pudo con ello. No soy una persona gorda en sí pero delante del espejo para mis ojos, sí que lo era.
Me pasaba horas en el gimnasio para poder quemar la comida que tenía que meterme para poder engañar a mi madre, nunca pude vomitar, lo intenté. Así que yo era de los que comía si me obligaban o para no llamar la atención y luego me quemaba en el gimnasio para poder perder todo lo que había comido.
No quiero entrar mucho en mi enfermedad, no era el fin de este relato, simplemente quería que supieran que no hay que parecer débil para sufrir. Muchas veces mostramos una dureza que no tenemos y si no indagamos en las personas, puede ser que esa persona que vez que puede con todo, se esté ahogando en su propia cabeza.
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