martes, 11 de mayo de 2021

El peor año de mi vida

2020 ha sido un año de mierda para mí, bueno, supongo que para todos. Ha estado lleno de caos mental y físico y os lo quería contar.

Todo empezó el 13 de marzo cuando nos informaron que iba a cerrar el Centro de Día al que yo acudía a diario. En las noticias dijeron que un virus mortal que se extendía por el mundo había llegado a España y que afectaba especialmente a personas con problemas respiratorios. Esto me afectó muchísimo, sobre todo a nivel mental, pues padezco asma.

Pasaba el tiempo y estaba más agobiado que nunca. No quería salir a la calle por miedo a contagiarme y perder la vida. Tuve pensamientos muy negativos, pensé en quitarme la vida, ya no podía más. En esos días lloraba mucho, me sentía muy deprimido. No podía ver a mis amigos y casi se me había olvidado su voz.

Llegó abril y seguía igual de mal. Desde AFES me llamaban periódicamente para saber cómo estaba y para darme recomendaciones para afrontar toda esta situación. Me decían que tuviera la mente ocupada en cosas que me aportaran, como dibujar, hacer manualidades, leer, ver cine, etc.

En mayo ya me encontraba mejor. Salía de vez en cuando a hacer la compra o tirar la basura. También pude empezar a quedar con mis amigos en la calle. Mis pensamientos negativos habían ido desapareciendo y, poco a poco, todo había ido mejorando.

Seguía en contacto con AFES y les contaba mis progresos. Hablaba mucho con mi psicóloga. Esas conversaciones me ayudaban mucho. Me sentía escuchado, querido y sentía que mi vida podía seguir hacia delante.

Yo pensaba que en junio y julio el calor de Murcia haría que el virus desapareciera, pero no fue así. Podíamos salir a la calle con cierta normalidad, pero era una muy incómodo ir con la mascarilla puesta con el calor tan tremendo que hacía. Parecía que nos iba a dar un golpe de calor en cualquier momento.

Llegó agosto y seguíamos con un calor terrible. Salía a la calle lo estrictamente necesario, era algo insoportable. Pero empezó septiembre y las cosas mejoraron, el centro volvía a abrir y eso me llenó de alegría. Volví a ver a mis amigos, a los monitores y pude hablar con todos ellos. Sentía que estaba en mi segundo hogar.

En octubre todo estaba mejor para mí. Había eliminado todos los pensamientos negativos y procuraba centrarme en las cosas buenas. Veía en las noticias como la gente se había relajado de más y se habían disparado los casos de contagio y muertes. Yo procuraba hacer las cosas bien y tomar precauciones.

Espero que el 2021 nos traiga cosas buenas. Lo necesitamos.

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