Te han terminado. No hay manera de suavizar la noticia. Se acabó. El mundo sigue exactamente igual, con la diferencia de que todo ha cambiado. El camino a casa se hace más largo, se ha vuelto silencioso pues ya no existen las charlas que lo adornaban y volvían alegre. Ahora solo escuchas la voz de tu cabeza, tratando de comprender cuál es la mejor manera de enfrentarlo para que tu salud mental se mantenga contigo. Encuentras consuelo en la música, pero es un arma de doble filo porque puede hacerte recordar esos bailes, cantos y momentos que tanta felicidad te dieron y que ahora tratan de quebrarte. Intentarás dejar el ayer donde pertenece, pero tú misma te encargarás de cargarlo contigo hacia el presente, como una especie de auto sabotaje cada vez que luches por no dejar escapar una lágrima en el camino, cuando pienses en un nuevo chiste tonto que nunca dirás, que nadie escuchará. Llegarás a casa e irás directo a tu cama, intentando poner en orden tu cabeza, dándole permiso al llanto de que corra libre con la esperanza de que barra con todas las dudas, preguntas y sentimientos rotos. Desearás que todo sea una pesadilla, pero sabes perfectamente que lo que está pasando es real y que de la realidad no hay escapatoria. Desearás morir y cortar de raíz tus sentimientos, aunque eso signifique llevarse de paso los buenos. Te quedarás dormida entre lágrimas y despertarás a media noche sólo para quedarte sentada en la orilla de la cama pensando en cómo fue que terminaste en este punto de quiebre. Quizá tengas arrepentimientos, pensando que si tuvieras la cabeza que tienes ahora, lo habrías hecho diferente, pero es gracias a lo que has vivido que has logrado tener la sabiduría de hoy. Te levantarás y verás en el espejo aquella cara con los ojos rojos de tanto llorar. Esa eres tú. Sonreirás al saber que dentro de ti cabe un gran corazón que sabe amar. Los días pasarán, a veces te levantarás con el ánimo tan alto y otras tantas ni siquiera querrás levantarte, pero con el tiempo entenderás otro tipo de amor, el amor propio. Mirarás cómo tu mano ahora no sostiene otra mano y te preguntarás si la de él está acompañada, la nostalgia te acompañará la mayoría de los días, mirarás el cielo y darás gracias por haberte permitido amar como lo hiciste, porque cuando uno lo da todo no hay nada que reprocharse. Porque cuando te ha dolido la cabeza has ido al médico, y ahora que te duele el alma has recordado que también hay médicos y psicólogos dispuestos a ayudarte. Porque tu familia y amigos no te dejarán sola. Recordarás esos momentos con una sonrisa y empezarás a dejar de cargar el pasado que ya no influye en tu futuro. Porque la próxima vez será mejor. Porque como dice la canción que escuchas: debería estar prohibido haber vivido, y no haber amado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario