Qué bueno verte tan bien, tan alegre, siempre luciendo sonrisa dulce y feliz.
Te escribo porque algún día esos ojitos tuyos que todo lo quieren ver descubrirán esta carta.
Quiero que sepas que todos tenemos una lucha contra el tiempo, siendo la mía además inusualmente común. Hoy me ha visto el médico, después de tan larga espera, y me ha dado la noticia de que tengo una enfermedad que afecta a la salud mental llamada Alzheimer.
Ahora la gente de mi alrededor está muy triste, solo tus sonidos, tu vitalidad y tu presencia apaciguan el grito desgarrador que nos atormenta con este llanto que nadie escucha pero que todos oyen, en silencio, en sus momentos más profundos.
Me han dicho que las pérdidas de memoria que sufro ahora se volverán más frecuentes, que ahora comienzo a olvidar detalles o palabras, pero al poco las palabras serán personas y los detalles, hechos.
Si te escribo esta carta es para que sepas que yo he decidido vivir el resto de mis días con la esperanza de que me conozcas y la alegría de poder disfrutar de todas las cosas buenas que ofrece la vida, porque no olvides que el destino, aún caprichoso, siempre nos concederá la oportunidad de elegir cómo queremos ser.
Y si algún día me miras a los ojos, que son espejo y alma, y piensas que no te conozco o reacciono de forma extraña, recuerda tú que puedes, quién fui y quién seré.
Te escribo porque algún día esos ojitos tuyos que todo lo quieren ver descubrirán esta carta.
Quiero que sepas que todos tenemos una lucha contra el tiempo, siendo la mía además inusualmente común. Hoy me ha visto el médico, después de tan larga espera, y me ha dado la noticia de que tengo una enfermedad que afecta a la salud mental llamada Alzheimer.
Ahora la gente de mi alrededor está muy triste, solo tus sonidos, tu vitalidad y tu presencia apaciguan el grito desgarrador que nos atormenta con este llanto que nadie escucha pero que todos oyen, en silencio, en sus momentos más profundos.
Me han dicho que las pérdidas de memoria que sufro ahora se volverán más frecuentes, que ahora comienzo a olvidar detalles o palabras, pero al poco las palabras serán personas y los detalles, hechos.
Si te escribo esta carta es para que sepas que yo he decidido vivir el resto de mis días con la esperanza de que me conozcas y la alegría de poder disfrutar de todas las cosas buenas que ofrece la vida, porque no olvides que el destino, aún caprichoso, siempre nos concederá la oportunidad de elegir cómo queremos ser.
Y si algún día me miras a los ojos, que son espejo y alma, y piensas que no te conozco o reacciono de forma extraña, recuerda tú que puedes, quién fui y quién seré.
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