jueves, 6 de mayo de 2021

Candados

Toca volver a buscar trabajo; el cuento de nunca acabar. Candado en las redes sociales para que no descubran lo de que me quiero morir.

Recuerdo cuando nada de esto importaba. Cuando mi supervivencia no dependía de las ganas que tuviese de levantarme cada día. Era ahí cuando podía recrearme en observar cada uno de los granos que conformaban el gotelé de cada una de las sosas paredes de cada una de las desangeladas habitaciones de cada uno de los inhóspitos pisos en los que viví durante mis años de universitaria. No era algo que me hiciera disfrutar, desde luego, pero no era capaz de hacer el más mínimo esfuerzo para encontrar algo que sí lo hiciera. Ahora no queda más remedio. No queda más remedio que intentar esforzarse. O, al menos, intentar intentarlo.

Intentar intentar intentarlo.

Imposible.

La posición horizontal se convierte en la única opción. En tu mente aparecen un cúmulo de alternativas, un mundo de posibilidades y sueños por cumplir, un torbellino de vacíos por llenar, una imperiosa necesidad de demostrar que vales para algo, una avalancha de culpa. Da igual lo que aparezca, tu cuerpo no responde.

Soy la mierda.

Llaman al teléfono. No lo coges; odias hablar por teléfono. Odias hablar. Vuelven a llamar al teléfono. Lo pones en silencio y te vuelves a dormir.

En algún momento tendrás que levantarte. Necesitas comer, pero no has comprado nada. Joder, necesitas comer muchísimo. Abres el ordenador y pides a la pizzería de la esquina que te traiga ración para una familia. Basta con darle a dos botones, tu ordenador bien sabe ya lo que quieres y con qué lo vas a pagar. Lo que no sabe es que aún no has terminado de pedirlo cuando ya te estás arrepintiendo. Pero sabes que te lo comerás todo en el mismo tiempo en el que una persona no disfuncional se comería la mitad de la mitad.

Más horizontalidad.

Más tiempo.

Más silencio.

Coges el teléfono. Tienes un mensaje de texto. "TRAMITADA BAJA DE FECHA 30 04 2021 EN OTRAEMPRESADEMIERDA, S.L.. MAS INFORMACION 901502050. TESORERIA GRAL.SEG.SOCIAL".

No te sorprende. Tampoco te sorprende que no pongan tildes en el mensaje, pero eso te irrita. Te irrita que el mundo no sea perfecto. Te irrita y piensas que tú podrías hacerlo mejor. Sin embargo, ahí estás. No solo no lo haces mejor, sino que no haces.

No hago.

Por supuesto que no se lo puedes contar a nadie, todos piensan que eres odiosa y desabrida. Entiendes que es difícil de entender.

Entiendo.

Depresión es una palabra que nunca me ha gustado. Quizá nunca me ha gustado porque nunca me he gustado yo. Y quizá yo nunca me he gustado porque a nadie le gusta la palabra depresión.

Candado en redes sociales y vuelta a empezar.

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