martes, 28 de abril de 2020

Laberinto con salida

Era la primera consulta y estaba en la sala de espera. Sentía como se me cerraba la garganta ahogándome y el corazón me latía como quien ha corrido una maratón.

La sala era fría con una luz tenue. Tenía revistas diversas; cogí una de naturaleza. La ojeé y la volví a dejar en su sitio. La espera se estaba haciendo eterna. Cogí otra revista ahora de jardinería.

Se abrió la puerta y salio una mujer llorosa con un pañuelo en la mano. Detrás de mi oí una voz suave, calmada dirijiendose a mi me dijo:

-Bienvenida a la consulta pasa y acomódate.¿Que tal estas?¿como te encuentras?

Yo pensé que le voy a contar a esta mujer que no haya oído.

-No se le da importancia a la salud mental. Hasta que un día sales de tus casillas pensamientos feroces que no te dejan realizar cualquier tarea insignificante. Entras en un remolino de pensamientos y actos injustificables. Subes en una montaña rusa sin saber donde te llevará para luego dejarte en el subsuelo. Por más que la gente te quiera explicar; no se sabe lo que es sufrir una enfermedad mental hasta que se vive en persona.

-Es muy sincero lo que me cuentas. De todo se sale. Con paciencia y trabajando mucho.

-Es como me siento. Todo me parece que me lleva a un callejón sin salida.

-Tienes que pensar en los que te rodean, en las cosas buenas de la vida.

-Pero no puedo son los pensamientos que no me dejan.

-Piensa en todas las cosas que puedes hacer que una enfermedad física no te dejaría realizar.

-Tienes razón soy afortunada.

-Bueno se nos ha termino el tiempo por hoy. La semana que viene seguimos donde lo hemos dejado. ¿con que sensación te vas?

-Tengo un nudo en el estómago. Es raro para mi hablar de mis sentimientos abiertamente con una desconocida.

-Tranquila es normal en la primera sesión. Cuando vayan pasando las semanas ya no te seré una extraña. La semana que viene a la misma hora y día.

Así pasaron dos años al principio trabajando todas las semanas y luego espaciando las consultas.

Hoy en día recuerdo esos años oscuros como la noche. Fueron duros porque me pusieron patas arriba pero fue lo necesario para estar como me encuentro en el presente.

Alegre de vivir con mi familia. Valorando lo que la vida me ha dado. Las experiencias vividas; aprendiendo de ellas. Con ayuda y superación se puede salir del dédalo. Quitando obstáculos que no son reales sino que están en el pensamiento. La noche oscura ya no existe para mí.

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