jueves, 30 de abril de 2020

Bailando sobre un pequeño hilo

A veces ni yo misma entiendo que quiero. No sé expresar que estoy triste y que lo único que necesito es un abrazo y comprensión. Por eso grito. Cuando me hago daño, acabo diciendo que lo hice porque me dejaste a solas. Haciendo que tú te sientas mal, pero eso no me hace sentir mejor. Me canso de todo lo que empiezo. El puzzle de mil piezas que deje a la cien. El curso de cocina que abandone a la segunda clase. Los estudios. Los trabajos. Me gustaría ser como las demás personas. Tener una estabilidad, un control. No guiarme por mis sentimientos. Siempre cambiantes. Montar en la montaña rusa solo en el parque de atracciones. Poder tener una pareja sin miedo a perderla. A veces me despierto y me siento la persona más preciosa del mundo, hasta que me imagino una mirada de desdén y me siento un verdadero monstruo. Absorbo las amistades hasta que se cansan de mí. Y después, las odio. Yo no he decidido ser así. Me siento sola, vacía. A veces me apetece comerme el mundo, y otras muchas quiero que él me coma a mí. No tengo compasión por mis enemigos, pero daría mi vida por mis amigos, mientras lo sean. Sé que los demás no me entienden, porque, como he dicho, ni yo lo hago. Para ellos solo soy una loca que cambia de pareja como de calcetines, y que cada vez que lo hace monta un escándalo y se realiza algún corte de más. Mi familia tiene miedo de no verme y que al final consiga lo que tanto quiero. Morir. Pero no hacen nada al respecto. No dejo que hagan nada. No quiero que hagan nada. Alejo a mi familia, a mis amigos, a cualquier persona que me haya llegado a querer. Me alejo a mí. Y no entiendo el motivo. Me adapto a mis parejas. La peor fue Roberto, adicto al crack. Y yo con él. Hasta que me cansé y él de mí. Lo dejamos y fue la única vez que mi madre parecía orgullosa de mí. Con los años he dejado de decidir con quién acostarme y son ellos quien lo hacen. También deciden cuando lo hago y como. Yo solo necesito que me quieran, y sentirme querida, aunque no siempre lo consigan. A veces me pegan, pero siempre porque me lo merezco. Todo lo que tengo, lo merezco. Aunque no sepa el porqué.

Una vez me etiquetaron como TLP. Pues maldito TLP. 

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