Todos los días, al despertar, camino al borde del abismo, si me detengo la tierra bajo mis pies cederá, pero seguir avanzando es la tortura que he de pagar por nacer.
Todos los días, al desayunar, mi familia me intenta alcanzar, pero cada uno camina al borde de su propio abismo, y callamos la vista de nuestro sendero para no perturbar a nuestro ser querido.
Todos los días, al ir a la escuela, mis amigos me ayudan a olvidar ese andar, mas siempre ahí está, nunca se irá y ellos jamás lo conocerán. Por miedo, temor e ignorancia me obligo a sola avanzar.
Todos los días, al estudiar, me distraigo del pesado andar; admiración, respeto y falso afecto me ayudan a continuar. Soy la estrella del lugar, el ejemplo a imitar, con esa sonrisa y el elegante caminar, el engaño tú creerás. Nadie jamás sabrá que un paso en falso me derrumbará.
Terapia, pastillas y mucho llorar detrás del escenario, la formula para con gracia el show continuar.
Todos los días, entre fango, tierra, roca y fino azulejo, miles caminan al borde de su propio averno; tal vez mañana alguno caerá en el abismo, pero nadie lo sabrá, si tristemente caminando va.
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