—¿Pasa algo?
—Siéntate, queremos hablar contigo.
—Hija mía, tu situación nos está preocupando.
—Debido a tu comportamiento hemos decidido que lo mejor para ti sería ir a un psicólogo.
—¿Por qué dicen eso? No estoy loca, no tengo ningún problema —digo indignada.
—No puedo creer que lo preguntes, tu abuela Mildred falleció hace un año y no mencionaste palabra alguna acerca del tema, ¡Te veías indiferente en el funeral! tu hermana Melody se fue a vivir a Francia para terminar la universidad y sólo hiciste un ademán con las manos para despedirte. —Cada palabra sale de su boca con una pizca de dolor en su voz.
—Hicimos una cita para mañana…
Dos semanas después de lo sucedido, decido ir.
—¿Melany?
—Sí, soy yo.
—Pasa por favor, toma asiento.
—Hola. —Me quedo observándolo. —¿Cómo estás? —vuelve a hablar. —¿Qué tal tu día? —pregunta y luego anota unas cosas en su libreta.
—Normal.
—Cuéntame algo más de ti —me dice y vuelve a escribir algo en su libreta, me quedo unos minutos analizado su pregunta, ¿Qué le podría decir de mí? —anda dime.
—¡No! —le grito.
—Está bien —vuelve a escribir algo en su libreta —¿Has pasado por algo frustrante o algo que puedas llamar traumático? —Lo primero que llegó a mi mente es que no siento nada, no sé si fueron todas esas noches de discusión entre mis padres, todos esos golpes, esa infelicidad, aquel piso tétrico en el que me sentaba y trataba de cubrir mis oídos para no escuchar los insultos, para no escuchar los vidrios quebrarse contra la pared, para no escuchar cada vez que decían que su matrimonio era un error o que yo era un error...
—Nada. —Respondo…
—Ya terminó nuestra sesión—me puse de pie y me dirigí a casa.
(...)
Llevo un mes y dos semanas asistiendo a las citas, siempre las mismas preguntas y siempre las mismas respuestas.
—Bienvenida nuevamente. Te podría decir que tengo un diagnóstico para ti —me quedo en silencio —tienes Alexitimia.
—¿Qué? —hago que note mi confusión.
—La Alexitimia, Melany, es la incapacidad de expresar nuestras propias emociones y puede ser consecuencia de algún trastorno neurológico o patología, lo que creo en tu caso es debido a un trastorno de estrés postraumático. —Sentía como cada palabra bombardeaba mi mente —por eso los comportamientos inestables, los problemas para relacionarte con otras personas, los cambios de ánimo, por eso la disminución de interés hacia las personas y las cosas...
—No es algo que yo pueda evitar, es algo que me domina.
—Tranquila, trabajaremos en ello.
(...)
Tiempo después...
"Aunque en innumerables ocasiones todo se ve de color, muchas veces se está oscuro por dentro, la salud mental es lo que todos necesitamos, la ansiedad, los trastornos emocionales y la depresión son una realidad, lo primero es aceptarlo y buscar ayuda profesional". Publiqué esto en mi sitio web.
~La aceptación es el camino hacia un sendero pintado de azul cielo que transforma el peor duelo en un "Volver a empezar".
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