Conduces una moto en dirección a una ciudad maldita al norte del valle. Al llegar, recuerdas que tienes que ir a la casa de Ana por un recado que tiene para tu madre y luego regresar a tu hogar, antes que la noche te atrape. Es allí que te percatas que algo no está bien: la señora Ana murió un año atrás y lo más importante ¡tú no sabes manejar! y, aunque supieras, técnicamente no podrías hacerlo; la moto que conduces tiene un par de globos azules en lugar de llantas.
Te despiertas. Ha sido un largo sueño, el más largo que has tenido desde hace mucho tiempo. No has dormido muy bien en el último mes y no sabes si es porque no has vuelto a consumir la pastilla diaria de bupropion clorhidrato o si es debido a que estás tan cargado de culpas, que tu táctica consiste en agotar tanto tu físico como tu mente hasta que todo tu ser se rinde y se entrega a un estado leve de muerte.
Reposaste más de la cuenta y sientes que el tiempo literalmente se esfuma, como el humo del cigarrillo de chocolate, brandy, maracuyá y ron con pasas que fumaste hace un par de sueños atrás.
Comienzas a escribir para mantener la rutina. Sabes que no es bueno escribir por ganar un concurso de escritura porque, en estos tiempos, seguro que hasta Vargas Llosa y gente así participan en cualquier concurso literario, solo para «matar el aburrimiento», y lo firman con un pseudónimo, que hace mención a un personaje de caricaturas, para «despistar al enemigo».
Debes continuar con tu rutina, ya que te permite enfocar tu tiempo y ayudarte con tu proceso de recuperación. Llevas mucho tiempo con un diagnóstico de depresión, y aún te sientes como un bicho raro; un paria al que buena parte de la sociedad tiende a rechazar y aislar porque eres una «persona tóxica» del que la gente suele huir, para que no la infectes con tu «negatividad».
Entonces decidiste combinar la psicología, las pastillas, la escritura y técnicas como el ho'ponopono, en la cual no creías mucho antes, e integrarlos en tu proceso para «transformarte en la mejor versión de ti mismo». Parecía más una carrera por ser aceptado por los otros, que algo que hicieras por tu propio bienestar.
Pero no es así, tienes una dificultad como cualquier otra persona y no puedes seguir pensando que eres un desastre por ello. Muchos seres humanos pueden estar pasando por un estado depresivo. Algunos tienes sus técnicas para trabajar en ello. Tú lo haces por medio de la escritura, la reflexión, el chocolate y los sueños. Es un proceso que puede tardar tiempo, pero no has estado solo.
Justo en el momento en que comienzas a cuestionar tu proceso de recuperación, recibes una llamada en el celular: ¡has ganado un premio para viajar a las estrellas!
Despiertas nuevamente, pero esta vez ríes.
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